domingo, 13 de enero de 2013

Lo importante es lo que cuenta.

No siempre es posible demostrar (al esclavo) o comprobar (a su Ama) que el esclavo cumple con sus obligaciones como tal, o, al menos, no siempre es fácil hacerlo. A veces hay imponderables personales, temporales, técnicos, y en general, circunstanciales que lo dificultan cuando no lo impiden totalmente.

Es obvio que lo que no puede fallar es la voluntad del esclavo de obedecer todas las órdenes que reciba, como tampoco se puede dudar de que ponga todo su esfuerzo en llevarlas a término. Lo que sucede es que a veces, y por razones que se escapan totalmente a sus posilidades, no le es posible, y su Ama ha de ser capaz de comprenderlo y aceptarlo sin necesidad de tomar medidas disciplinarias.

Y esto es así porque si el esclavo ha hecho todo lo posible y, sin ser responsable de no haber culminado la tarea tal y como le había sido ordenado, además es castigado, el resultado es que lo que va a quedar en su fuero interno es el refuerzo negativo de que haga lo que haga, y por mucho que se esfuerce, siempre corre el riesgo de que su esfuerzo y su obediencia no le sean, no ya recompensadas (que no ha lugar) sino ni tan siquiera reconocidas.

La consecuencia a corto de esto es una evidente desmotivación para seguir esforzándose al  máximo en el futuro dado que da igual que lo haga o que no lo haga, el resultado puede ser el mismo; y a la larga, esta situación puede degenerar en una pérdida de confianza en si  mismo e incluso en su Ama con las más que penosas y negativas consecuencias para su relación.

Resumiendo lo importante no es, en general, que el esclavo satisfaga al 100% todas las órdenes que reciba, sino que dé el 100% de su esfuerzo para conseguirlo. Y, como se suele decir, lo importante es lo que cuenta....

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