Ya hay bastante 'literatura' sobre las distintas formas de relación en el mundo de la Dominación/Sumisión, escrita por profesionales, psicológos, y expertos en general, como para pretender aportar nada nuevo a estas alturas. Y más tratándose de alguien cuya única fuente de conocimiento al respecto es la de verlo (y vivirlo) desde dentro y en un entorno muy, pero que muy, limitado.
Por eso lo mejor es enfocar esto como una breve disertación sobre lo que uno piensa con la esperanza de que la misma llegue al menor número posible de lectores..., al fin y al cabo no se pretende dar ninguna lección, así que mejor que no haya alumnos....
El 'blackmail consensuado' es una de las múltiples y variadas versiones de estas relaciones en la que, con el trasfondo de una persona que domina y otra que es dominada, el principal objetivo es que el dominado se vea obligado a obedecer a su Ama y si no lo hace sea castigado básicamente en el plano económico. Esto, al margen de que ha de asumir el pago de un tributo periódico que ha de satisfacer independientemente de su comportamiento.
Quiero decir que el principal nexo que une a un 'blackmail slave' con su Ama es esa obligación financiera antes que cualquier otra de tipo conductual.
El Ama somete a su esclavo porque éste ha de pagarle para no ser castigado y ha de pagarle aún más si así lo fuera a causa de su desobediencia ante cualquier tarea que le fuera impuesta. Lógicamente siempre dentro del marco económico comunmente asumido por ambas partes.
A diferencia de otras relaciones de Dominación/Sumisión en las hay una alta implicación emocional que vincula estrechamente a un esclavo con su Ama, en ésta es esa obligación de obedecer o pagar la que la mantiene viva: el esclavo obedece porque si no lo hace le cuesta dinero, no porque se sienta obligado emocionalmente a hacerlo. Es un matiz importante a tener en cuenta a la hora de desarrollarla y es básico que todas las partes implicadas sean conscientes de ello y consecuentes con ello.
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